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En los años treinta, entre dos representaciones del grupo de teatro Octubre, Maurice Baquet aprovechaba para reunirse con Gaston Rebuffat, una de las figuras más importantes del alpinismo francés. Baquet, como sigue haciendo todavía hoy, llegaba a Chamonix con su violonchelo debajo del brazo, fiel compañero que le acompaña en todos sus desplazamientos y al que le dedica varias horas al día. En esta película, le vemos ofrecer a los paisajes alpinos algunas notas de Bach o dar una lección a Christophe Profit, más hábil en la pared que con un arco de violín en la mano.  La calidad de estas imágenes, además de una realización muy cuidada, procede de su gratuidad. Y este reportaje, que no vende ninguna actualidad sino simplemente un poco de poesía, hay que recibirlo como lo que es, todo un acierto.

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