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Dany Stive / L’Humanité Dimanche – 4 de julio de 1987

Claramente, el realizador no se ha privado de estas imágenes fantásticas de un hombre solo en la inmensidad rocosa, de este ballet irreal de una alpinista que baila en la vertical de una pared de hielo, un piolé en cada mano y crampones en los pies, de ese travelling atronador alrededor de Christophe Profit “saliendo” de las Grandes Jorasses o de su vertiginoso descenso colgando de un parapente multicolor. Pero ha sabido ir más allá y captar los pequeños gestos, las palabras sin importancia, que le dan una dimensión humana – la verdadera – a la hazaña. Paradójicamente, las imágenes más luminosas de esta película son las que ilustran la ascensión nocturna del Eiger. Christophe Profit ya no aparece en la pantalla, pero está presente de otra manera, por el único lazo que le une a su compañera Sylviane, un walkie-talkie. Un hilo de voz que sale de las tinieblas, “¡Tengo frío en los pies!” y la soledad del escalador, el silencio y el frío, el sueño y el agotamiento se hacen evidentes.”

Desplazarse hacia arriba