La Casa de la radio

Nicolas Philibert, en La casa de la radio, explora la vida íntima de la icónica estación radiofónica Radio France, durante toda una jornada completa. Es una inmersión que cubre una vasta variedad de aspectos. Se nos muestran objetos: micrófonos, cables, consolas, instrumentos, máquinas; lugares: cabinas, estudios de grabación, laboratorios de edición, recepciones, auditorios, oficinas, bodegas, pasillos; personas: productores, locutores, reporteros, entrevistados, músicos, técnicos, ingenieros, cantantes; eventos: concursos, entrevistas, programas, reuniones; temas: noticias, deportes, clima, huelgas, música.

Alternando constantemente una gran cantidad de escenas, con una duración relativamente breve, el espectador viaja de un aspecto a otro, y regresa para volverlos a apreciar desde un diferente ángulo. La brevedad de los episodios, no busca que se comprendan los procesos implicados, sino captar la atención y asombrar con la estrecha cercanía a ellos. Todas estas viñetas crean un caleidoscopio de la estación, cuya imagen global genera una suave fascinación.

Las escenas captan, frecuentemente, las emociones de las personas que trabajan en la estación. Incluso cuando se encuentran concentrados, la cámara capta en sus semblantes su estados de ánimo y sus pensamientos.

La película deja ver el trabajo especializado y cuidadoso que ocurre en el lugar. Vemos a los trabajadores buscando noticias, revisando textos, seleccionando material, generando música, grabando, leyendo, ensayando, o entrevistando. También vemos la atención meticulosa que se presta al producto final, el sonido. Todo es factor de escrutinio: la dicción, la entonación, el volumen, las pausas,  los efectos, las interferencias.

La revelación que se construye durante el parsimonioso recorrido, es el riquísimo microuniverso que es esta estación radiofónica. En él coexisten hombres y mujeres, de todas las edades, con diferentes talentos, personalidades y visiones. Estas personas le dan vida, hacen que funcione, que esté siempre activo, en movimiento. Dentro de él se albergan las características más humanas: la interacción social, el arte, el trabajo, la pasión, la emoción. Es, en suma, un lugar que produce un valor intangible: cultura.

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